Sala de ensayo

En mi hogar hay un cuarto donde se guardaban cosas que estorbaban en otros lados de la casa, como juguetes de mi hija, ropa de otra estación, frazadas o la estufa que en verano no se utilizaba.
 Este cuarto era simple; no contaba con aislamiento ni un cielo, no tenía ventanas ni ventilación alguna.
 Un día se me ocurrió la idea de cambiar este espacio, necesitaba un lugar donde guardar mis instrumentos y poder ensayar, saque todo lo que estaba en el cuarto y vendí las cosas que no se utilizaban.
 Una vez desocupado comenzó su transformación; empecé poniendo piso flotante con su respectiva espuma niveladora, posteriormente puse aislante de fibra de vidrio que cubrí con planchas de yeso cartón, también utilicé ese material para el cielo, instale un extractor de aire y finalmente pinte, así transformándose de un cuarto de guardado a una sala de ensayo.

Es así como lo relacioné al texto citado del libro “¿y si botamos el muro?” ya que este cuarto que fue pensado para el fin del guardar cosas termina siendo un lugar completamente diferente.

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